Si
me escondo como hoy,
en
los días que no tienen sonrisa;
en
aquellos cuyas flores se marchitaron ayer
y
olvidaron la destellante mirada de sus amaneceres,
y el
vértice insobornable de una caída de sol.
Si
me quedo suspendida bajo el silencio,
de
estas paredes que no me traen recuerdos;
de
una ventana que conduce a un bosque poblado de ausencias,
¡Ven y
rescátame!
Yo
estaré flotando en el viento con las hojas secas;
con
el alma desnuda, que deja escapar la última gota de invierno
y
aguarda sin prisa el néctar de la primavera.
Búscame
en las mariposas que llenan el aire de color
y
llevan tatuado el infinito en sus alas,
sin
importar que en cada aleteo
su
tiempo esté más cerca del último suspiro.
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