Fui
testigo de la guerra antes de mi nacimiento
Yo
era un trozo de carne que intentaba latir
en
un vientre acechado por la angustia
Resistimos
el hambre de los violentos
La
lluvia borró el silencio que dejaron las balas
Lavamos
nuestras pesadillas en los ríos teñidos de sangre
y
mordimos la oscuridad hecha ceniza
para
enfrentar el miedo a un nuevo amanecer
con
la muerte esperando
Vimos
madres llorar a sus hijos
y
esposas que eclipsaron el día con el luto en sus ropas
Nos
aferramos cada noche a la protección de unos dioses
que
aún no muestran su rostro
y
ocultamos los sueños bajo el dintel de la puerta
Nuestra
herradura de la buena suerte
fue
la bendecida víctima de una bala perdida
para
que yo pudiera creer en los augurios
Yo
vi la guerra antes de mi nacimiento
conocí
el llanto de mi madre
y
el estrépito en el corazón de mi padre
antes
que los cantos de cuna
Vi
el naranjo agrio llorar sus naranjas podridas
y
servir de refugio a quienes bajo sus ramas
intentaron
borrar el infierno de la memoria
Y
me preguntan a mí ¿por qué no escribo poemas
acerca de la guerra?
A
mí, que aún sigo intentando callar el eco de sus voces durante mis sueños
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