"Ser, fluir y perderse"- Oleo sobre lienzo
Octavio Mendoza
Todo aquí es silencio
No suenan las campanas de la
iglesia de mi pueblo
ni la voz de mi madre
indicando que la cena está lista.
Se ha callado ese rumor de
puertas
que anunciaba tu entrada.
Ya las cigarras no vendrán a
despertarme
con su estridente sonido,
ni el frío me hará buscar tus
brazos.
Aquí, donde yace mi cuerpo sin
vida,
extraño el odioso ruido del
reloj
y comprendo por fin los gritos
que traen la mejor noticia del
día.
Ahora que no estoy bajo la
misma mañana
de ojos paridos por la luz,
no podré decirle gracias a las
horas,
ya no escucho sus voces.
Mi corazón ya no late de este
lado
donde
el tiempo no existe.
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