5 oct 2017

Antojos





Se me antoja
alojar en mi vientre
las mariposas que tus versos sembraron.
Retenerlas allí como a un hijo,
sentir esa preñez de tu voz
engendrando nueva vida en mis entrañas,
formando cada célula desde su origen
cada dendrita
que me une al centro de tu universo
al estímulo vital;
como la savia que corre a través del árbol,
quiero perpetuar el amor de tus raíces.

Se me antoja caminar por la calle
entrar a un café
y descubrir tu sonrisa de viernes
en el saludo del mesero,
despertar del sueño ante el eco de una pregunta
pronunciada por segunda vez:
¿Qué desea ordenar señorita?
Una simple pregunta que me devuelve de golpe
a este poco de realidad que me queda;
-necesario instante de confusión diaria-
para no dejar que el bleach del tiempo te borre
y ver cómo los árboles sin hojas
le rascan la espalda al cielo
mientras los envuelve en su sonrisa azul;
inmensa belleza anhelante del profundo mar
vertido en tus ojos
cuando mis ramas se mecen

agitando tu pecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas destacadas

A mi patria

  Yo, como un exiliado en tierra extraña sufro el hambre de tu cielo porque la patria te persigue siempre para re...